La reactividad canina es un comportamiento que con frecuencia confunde y preocupa a los dueños de mascotas. Es importante entender que la reactividad no es exclusiva de perros agresivos; de hecho, es una respuesta natural en muchos caninos que puede manifestarse de diversas formas. Para abordar adecuadamente este comportamiento, primero debemos comprender sus causas y desencadenantes.

La reactividad canina se manifiesta generalmente como una respuesta exagerada ante estímulos específicos, como otros perros, personas u objetos. Puede incluir ladridos, gruñidos, tirones de correa o incluso intentos de ataque. Los motivos detrás de la reactividad pueden variar, desde el miedo y la inseguridad hasta la sobreexcitación o la falta de socialización.

La socialización temprana y positiva es clave para prevenir la reactividad. Exponer a los cachorros a una variedad de situaciones y personas en sus primeras etapas de vida puede ayudar a construir una base sólida para una futura convivencia pacífica. Además, el adiestramiento en obediencia y la implementación de comandos de control son fundamentales para gestionar la reactividad.

Sin embargo, cada perro es único, y es esencial adaptar el enfoque de entrenamiento a las necesidades específicas de tu mascota. En algunos casos, puede ser necesario buscar la ayuda de un profesional de comportamiento canino para desarrollar un plan de rehabilitación adecuado.